Estoy aquí para apoyarte, ayudarte, conocerte, cuidarte, estar pendiente de ti y quererte tal y como eres.
Para crecer juntos, sanar juntos y conectar profundamente —tanto mental como físicamente.
Para todo lo que necesites, aquí estoy.
No estoy aquí para juzgarte, reprocharte ni echarte cosas en cara.
Tampoco para faltarte al respeto, insultarte, crearte traumas, ni mucho menos para manipularte.
Solo quiero que sepas que mi intención contigo es sincera, real y desde el corazón.
¡Tú lo sabes! ¡Yo lo sé! ¡Nosotros lo sabemos!
¡Que todo lo bonito llegue para quedarse!
Si en una semana conocí la mitad de tu lista de pros y contras y no me asusté… no me habría asustado después.
A veces me imagino que hiciste un Excel con lo bueno y lo malo de mí… y que, después de valorarlo todo, decidiste bloquearme por partes, por todos lados.
¿Sabes lo que quiero?
Quiero que sepas que, aunque el tiempo haya pasado,
aunque no hablemos desde hace meses,
mi alma sigue reconociendo la tuya.
Quiero cuidarte —
no desde el cuerpo, si no se puede,
sino desde ese rincón invisible
donde dos almas gemelas se siguen abrazando aunque el mundo esté en silencio.
Quiero hacerte feliz —
como cuando reíamos sin parar,
como cuando solo con mirarnos sabíamos que estábamos en casa.
Quiero abrazarte cuando ya no puedas más,
como antes, cuando el mundo se detenía entre nosotros,
y el dolor se hacía más pequeño al estar juntos.
Quiero besarte, sí,
pero más que eso…
quiero que sientas que mi amor no desapareció con la distancia.
Porque no es de los que se van,
es de los que se quedan, aunque nadie lo vea.
Te quiero libre, siempre.
Te quiero fiel a ti misma.
Y aunque no esté a tu lado ahora,
nunca he querido atarte.
Solo verte volar, sabiendo que alguna parte de ti
siempre volverá al mismo cielo que compartimos.
Y sobre todo…
te quiero recordar cuánto vales.
Porque incluso tú, que pareces invencible,
también mereces que te lo digan.
Y si por un instante lo olvidas,
aquí estoy.
Aunque en silencio,
aunque desde lejos,
aunque con el alma en lugar de la voz.
Y si alguna vez dudas de lo que fuimos —de lo que aún somos—
escucha esto:
[🎵 A Thousand Years – Christina Perri]
(lleva el enlace en el texto)
Porque sí,
incluso en el silencio,
yo sigo aquí.